2.6.06

IT'S MY PARTY AND IT WILL RAIN IF I WANT TO

24 de mayo. Como muy gentilmente me ha informado Valeria cada vez que ha podido estoy más cerca de los treinta que de los veinte. Esta afirmación define perfectamente el estado mental de un ser vivo de 26 años. O al menos mi caso.

Planes de cumpleaños:


1. Comprar una tarta de cumpleaños decente sin velitas (no vayamos a exagerar). Resultado. Con el presupuesto de la semana he podido comprar una tarta enana (dícese, una magdalena grande) de chocolate que fue mejorada con kilos de Dulce de Leche de Val. Aderezada con un batido de chocolate ha superado con creces la dosis recomendad de ingesta de azúcar diaria... ¡¡Pero que coño!! Sólo se hace mayor uno una vez al año, ¿no?

2. Situaciones raras en el Tube. Camino a nuestra cita con el resto de la Trouppe nos encontramos con lo que, me atrevo a afirmar, es el amor verdadero. Un par de “bichos” con forma de hombre (uno de ellos más bien con formato de mamut prehistórico) se sentaron en frente y nos dieron una lección de usos y costumbres turcas. Mientras el gordo se escupía con ímpetu en la mano y se frotaba en diferentes partes del cuerpo el otro nos sacaba fotos y videos con el móvil para luego mostrárnoslos orgulloso de su obra. Por mucho que Valeria y yo intentáramos no mirar el ruido de los escupitinajos nos obligaba a prestarles un poco de atención y provocaba una risa nerviosa unido al deseo de que los individuos no se bajaran con nosotras. Como muy bien resumimos al llegar a London Bridge: “somos de mundos diferentes, ellos se escupen y nosotras vamos al teatro, la relación estaba avocada al fracaso”.

3. Entradas para el teatro. Como lo típico es invitar a algo y dado que las prioridades alcohólicas de Sonia no son favorables nos fuimos de excursión al Globe. (véase más info sobre este lugar en post anteriores ya que es la tercera vez que ponemos los pies en este recinto). La obra que ponían era Titus Andronicus lo cual me viene muy bien por varias razones: la he leído y por tanto me puedo coscar de lo que dicen y el protagonista fue Nathan Detroit en Guys and Dolls y le he cogido cariño. Como razón añadida podemos decir que Lucius tenía un polvazo lo cual hacía todo mucho más ameno.

Los que no lo sepan la característica que define al Globe es que se representan las obras como en época de Shakespeare. En la parte del foso puedes comprar tickets de Stand y ver una obra de tres horas de pie dando vueltas por todo el recinto, lo cual es altamente aconsejable si no cae el diluvio universal como fue nuestro caso. Los actores se mueven por todo el teatro, que se parece físicamente a una antigua corrala para que os hagáis una idea, y por lo tanto se hace bastante dinámico. Por otra parte las obras representadas por ingleses parece que son más amenas que por españoles porque tienen la insana habilidad de hacer bromas en medio de la representación o meter clavos cómicos en personajes que debían ser perfectamente normales.

4. La lluvia. Si hay un buen momento para que diluvie es precisamente en el Globe. De pie y a pesar de que ponen lonas en la cubierta conseguimos acabar perfectamente empapados. Exceptuando a Rocio que no se compró el chubasquero los demás experimentamos un efecto muy curioso la lluvia subía de abajo arriba a lo Forrest Gump. Mientras el plástico ayudaba a sobrellevar el chaparrón el agua iba trepando por nuestros pantalones hasta llegar a los muslos. Unos intentaron colarse en los asientos pero una señora que bautizamos como “la puta vieja” no les dejó entrar bajo techo. En el entre acto nos colamos en un lateral y acabamos la obra un poco menos mojados que antes dándonos al chocolate para superar el frío.

5. Los chicos guapos de la calle que miran mal. No hay una fiesta completa sin una dosis de acoso sexual a desconocidos en la orilla del río. Rocio sostiene que el chaval acosado era español por la cara de susto que puso, yo simplemente creo que el giro brusco sobre mi misma para seguirle le afectó con un tirón en el cuello. Cada cual que opine lo que quiera.

6.Los regalos. Obviamente un cumpleaños no es un cumpleaños sin regalos. Lo básico es sentirse mimetizado con el entorno y meterse en un Card Galore a comprar la postal más fea, llena de purpurina o con la chapa más poco discreta que haya. Luego el resto no importa tanto si has conseguido avasallar al homenajeado con la mejor postalona.

7. Las llamadas de casa. No puede faltar la llamada más original... La de Bea. La muy inteligente llama a las por la noche y dice que “ya no es mi cumpleaños” pero que de todos modos quiere felicitarme... Bien, miro la hora y son las 11 y media. Reflexiono un segundo y me doy cuenta de que a los de ciencias no se les puede dejar mucho pensar. “Bea cariño, sigue siendo mi cumpleaños. ¿No recuerdas que aquí es una hora menos?”. Risa nerviosa después y tras echarle la culpa al meridiano de Greenwich de su fallo técnico me pone al día de los cotilleos españoles hasta que pasan las doce y me recuerda que efectivamente ya no es mi cumpleaños.

¡No hay mejor final!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ala .. ya puedo publicar mi post.. :) Asi no me adelanto a ti.

Anónimo dijo...

Me parto con vuestro blog...

Un saludo chicas, y suerte en Londres!!!

Ana & Sonia dijo...

Rápido Bea, usuario desconocido, usuario desconocido, identifícale.

Ya sí claro, y me creo que no opinas porque estás estudiando

Anónimo dijo...

Qué yuyu niñas... alucard es drácula al revés.... :S