Los españoles somos así. Tus visitas son mis visitas. Y como Jose (padre de la criatura) y yo somos casi íntimos pues no quedaba más remedio que enseñar London como es debido. Ruta cultural con visita guiada a los tres grandes museos de Londres: Bristish, National y Natural con paseo por los Kensington Gardens y parada en Harrods en tan sólo cuatro horas. ¿No dudaríais de mi competencia?
Muchos cafés después y tras la visita obligada al TukTuk con Asun medio moribunda y Jose haciéndose el machote pero igual de cansado terminamos una jornada de viernes como otra cualquiera en el “soleado” Londres (Y España ganó, ea)
ANA
Fin de semana
Jappy birdi tu yu, jappy birdi tu yu. Felicidades Juanjo. El sábado fue el cumpleaños de Juanjo, pero antes de contaros nada, quiero hacer público mi descontento con Ana que no me dejó hacer una hoguera en la habitación para celebrar también la noche de San Juan, ¡qué poco espíritu! Con lo bien que arde la madera antigua. (ANA: la moqueta coñe. Que la moqueta prende!)
Los papis de Juanjo han venido a estar una semanita con su niño y celebrar con él como tienen por costumbre su cumpleaños, pero por supuesto, no podían estar en Londres por tercera vez y marcharse sin ver uno de los puntos de moda a la hora de hacer turismo, nuestra casa. Todo el mundo quiere comprobar que es real lo que decimos, lo cual resulta un poco insultante, yo nunca miento, no, en serio, jamás, nunca, ¿yo mentir? No.
El caso es que Ana les invitó a “desayunar” el sábado en casa para que conocieran el hábitat y la fauna que se hospeda. Como si de un desfile se tratara fueron pasando por la cocina uno a uno todos aquellos que a las doce de la mañana estaban despiertos. Pudieron conocer a la guarrrrrra, y a casi todo el resto de gabachos. Creo que sólo les faltó conocer al que te abre la puerta desnudo y al que se pasea por la casa en calzoncillos (este es Diego, de fachadolid, pero es amigo de los gabachos). Y por supuesto a Mercè, dos veces. No sé si ella era consciente de algo porque su mayor preocupación era dónde meter la bici porque en el patio se le podía estropear. Ah, sí, Mercè se ha comprado una bici, ha decidido que le sale más rentable si se compra una bici en lugar de ir a trabajar en autobús, como no sale del barrio. Y digo yo, ¿no lo podías haber pensado hace 2 meses? No ahora, que le quedan 4 semanas para marcharse.
Cuando se marcharon llegó el turno de hacer todo lo que teníamos planeado para el día, que por su puesto no iba a dar tiempo. Ana por su parte petardeó, bueno, se fue a llamar a su abuela por teléfono que la pobre mujer se ha caído. Señora Josefa, hágame el favor de hacer caso a su nieta que no ganamos para disgustos.
Y yo me fui a intentar comprar billetes de tren para irnos a Stratford-Upon-Avon el domingo. Incultos, Stratford es donde nació y vivió Shakespeare. Entre que los horarios eran un asco y que yo mandaba mensajes y nadie me contestaba, decidí que era mejor dar media vuelta e irme a casa a lavarme el pelo que me tenía que ir a las 6 y ya llegaba tarde. Y llegamos, llegamos tarde. En realidad estábamos citados a las 7.30 para la cena de cumpleaños de Juanjo, pero nos habíamos comprometido a llegar antes para que Ana hiciera su famosa sangría y yo no me acercara a la cocina. Nadie supo explicarme el porqué decidieron que no era buena idea que yo me acercara, pero sin rencor, porque me llevé el ordenador y le robé la conexión al vecino de Juanjo, que necesitaba mirar algunas cosillas en internet. Además vinieron Raquel y Javier (amigos de Juanjo y Rocío), así que yo no tenía que estar entreteniendo a los anfitriones.
La cena como si estuviéramos en casa, todo productos españoles que los padres de Juanjo habían traído en neveritas. Durante un largo rato no paramos de comer (sobre todo yo, que llegué a las 5 a casa y no comí), y de beber, porque había que ir haciendo hueco para que entrara toda la comida.
Cantamos el cumpleaños feliz, Juanjo sopló las velitas y así comenzó el primero de sus 365 días antes del infierno (los 30).
Nos marchamos, porque nos cerraban el metro, y le dejamos encargado de organizar la excursión del día siguiente a Stratford (Nota mental: no volver a dejarle organizar. Es broma, no te mosquees). Al final no acabamos en Stratford porque eran 2 horas y media de camino y había que hacer transbordo de tren, así que fuimos a Rye (2 horas y 15 minutos de camino después de hacer transbordo de tren) ¿Jugamos a las diferencias?
Yo me uní a ellos dos horas más tarde, pero al parecer no me perdí nada, porque como no había nada que ver en esa mierda pueblo, volvieron a recorrer los mismos sitios para que yo los viera, bueno todos no, no subí al campanario, pero es que tampoco me hubiera subido de haber estado.
Por cierto, hablando de pueblos de mierda, desde que estoy en Londres he perdido una talla. Así que próximas visitas, seguid el ejemplo de los padres de Juanjo y traedme comida decente y ropa nueva, por favor.
Sonia
La guía tachaba a Rye como el pueblo “más” bonito de Inglaterra. Dado que lo bonito era una calle y para acabar de reirse de nosotros la casa de Henry James estaba cerrada, a las seis de la tarde nos queríamos ahorcar, sobre todo Sonia que se dio el paseo solamente para ver el castillo. Como somos buena gente y nos reímos de todo a pesar del fiasco cada uno encontró algo entretenido que hacer: Juanjo fotografiar arañas y meter la cabeza en instrumentos de tortura, Rocio ponerse las dichosas armaduras, Sonia ingerir alimentos y yo encaramarme a la casa de Henry para ver algo.
Tras esta fascinante incursión se ha desposeído del poder de elección a Juanjo y Rocio y se ha nombrado Stratford el próximo destino turístico.
26-06-06
Como nunca es tarde si la dicha es buena los niños se han puesto malitos y tengo día libre. Ante la imposibilidad de robar internet voy al Apple Store y allí me secuestran de nuevo para ir a Hamleys, y yo que soy una chica fácil me dejo... No me digáis que hay mejor despedida que jugar horas y horas con muñequitos,...
¡ADIOS PAPIS DE JUANJO!